Por Julio C. Londoño A.
El controvertido sitio web, Wikileaks, ha liberado cerca de 250.000 documentos secretos relacionados con la política exterior de los Estados Unidos, en los que se revelan los “cables” de comunicacion entre el Departamento de Estado Norteamericano y sus 297 embajadas, consulados y misiones alrededor del mundo.
Los “cables” o telegramas son usados para el envío de instrucciones oficiales e informes entre Washington y sus delegaciones. Con la infiltración de esta información a grandes medios de comunicación como es el caso de El País de España, el diario francés 'Le Monde', el estadounidense 'The New York Times' y el británico 'The Guardian'; la política exterior de los Estados Unidos ha sufrido un gran golpe.
Los documentos revelan, por ejemplo, como la cancillería estadounidense pidió información a su embajada en Argentina sobre el estado de salud mental de la presidenta Cristina Fernández. Así mismo, los documentos demostrarían el esfuerzo de los Estados Unidos por “cortejar a países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez", según informó el diario El País de España, que aún no ha publicado los documentos.
“La vida de muchas personas puede estar en riesgo", opina el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, almirante Mike Mullen. A su vez, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, condenó la filtración de los documentos considerándolo “no sólo un ataque a la diplomacia de los Estados Unidos, sino a la comunidad internacional”.
Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, ha expresado la insatisfacción del presidente Barack Obama ante la noticia de la filtración de Wikileaks. “El robo de información clasificada y su divulgación es un delito”, informó el portavoz.
Los administradores del sitio web Wikileaks a través de su cuenta en twitter (@wikileaks), aseguraron que están “actualmente bajo un ataque en masa”, pero que continuarán con su labor de dar a conocer la información que han venido prometiendo por medio de cinco periódicos. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, dijo que las autoridades norteamericanas tienen miedo de tener que rendir cuentas.